Tuesday, February 17, 2015

Humor globalizado: cuando la guerra del teclado es más importante que la de verdad


Humor globalizado
Cuando la Guerra del teclado es más importante que la de verdad
Joaquín Ortega

Con la guerra en tiempos globalizados está pasando lo mismo que le pasa a las mujeres, primero con sus novios y después con sus tatuajes: se aburren. Y no es cosa de morirse, pero cuando lo que entretiene es lo que ocurre frente al ordenador -y no lo que pasa al otro lado de la ventana- sabemos que vamos rumbo a otra forma de locura, que no de idiotez, con el perdón de los infantes con  2 añitos de edad -y mucho más avispados que algunos adultos-

Esta locura no prevista en manuales de medicina ni en el sentido común de los mayores más sabios, parece originarse al menos por tres motivos: el primero se resume en el “no me importa”, el segundo se resume en el “eso no ocurrirá aquí” y el tercero se detalla en la frase: “no lo se”.

El grupo de los “no me importa” se mete de cabeza frente a remansos de regodeo deportivo o erótico. Para ellos la guerra es una cosa tan exótica -y hasta fashion- como un vestido inaguantable de los la princesa Leia -o de los impagables- de su madre Padme, siempre mejor acompañada, con mejor ojo y con mejor estilo que su hija.

El grupo de los “eso no ocurrirá aquí”, ven cada matanza como un lugar tan exótico como el sushi impronunciable descubierto en la semana, o como la derivación del nuevo tono del tinte, recomendado por el estilista lisonjero. 

Los del grupo de “no lo se” tal vez, sean un poco más honestos, y solo abrevien la perdida de tiempo argumental, de los dos primeros grupos.

Para todos ellos, solo cabe desearles una hermosa y próspera vida, alejada incluso de historias audiovisuales de unos fulanos vetustos como Hitler, Stalin o Tito… o de algunos sujetos con nombres de Chefs hipsters como Pol Pot,  Taylor o Suharto.

Para cerrar hay un cuarto grupo, a todas luces el peor: es el de los que dicen: “guerras siempre ha habido y siempre habrán, vayamos a la próxima”…y con gesto desgarbado pasan la pagina, como se pasa con el dedo entre escritorios en su Ipad. Estos peluches, ven al mundo real como una sucesión de vidas recargables -y de dolores graciosos- que sufren todos los otros que no son ellos, ni su entorno de placeres y risitas. Estos  malos virtuales asumen como risible el mundo real, tienen el poder del delete como dioses de última generación. Seguramente, a uno de estos personajes lo tiene ahora, al otro lado de su mesa, frente a una taza de café. Si lo ve, no le lleve la contraria ni le sonría, ambas estrategias son funestas ante los todopoderosos generales de escritorio. Por lo pronto, guárdese de ellos y brinde a la salud de los soldados de juguete, que al menos ellos terminan en un cajón tras verdaderas misiones cumplidas, al final de la jornada.

@ortegabrothers


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