Saturday, April 19, 2014

8 no son suficientes. The Black Keys: Turn Blue (2014)


8 no son suficientes: The Black Keys y Turn Blue (2014)
Joaquin Ortega

Con siete trabajos a cuestas The Black Keys llega, a un momento en su carrera, en donde su tumbao es lo más parecido a una escena de Zathura: es una mezcla de pasado espacial con futuro terrenal, cada canción es como una vuelta en una carrera de Nascar, pero con la pista dentro de un desierto sideral. Hablamos de psicodelia, soul, rock y funk a velocidades emocionales enfrentadas.  

Turn Blue es una obra redonda, emocional, polisémica, promiscua llena de tantas interpretaciones y derivas como solo pueden ser los retazos de despechos, de barrancos y de postales mentales. Sentidos en conjunto este álbum se visita como una región geográfica musical desconcertante y tosca.

Cada track es una cuerda hecha de nudos roncos distintos, sus influencias pasan por ciudades como Detroit… o el campo de Tennessee… los bares de Chicago… los efectos overdrive… guiños al pasado de Missisippi, y a contemporáneos como Joe Bonamassa y Guy Forsyth.

Dan Auerbach y Patrick Carney presionan a los fanáticos, que los han seguido en el tiempo y a los nuevos oyentes, que los descubrieron con El Camino. Algunos de los  temas son  primitivos y crudos, se entran a coñazos con el post punk más dark y con las canciones de tres acordes. Luego le van subiendo dos a la perforación de los sonidos prehistóricos del blues y le meten al freakbeat un tramo de carretera 66 y bastante Brit Pop en clave sombría.

Se nota la influencia de John Wood, el pana que en vivo le da a los teclados, vocales, órganos, y sintetizador. Dan Auerbach se faja en estudio para lograr sonidos y reverberaciones por encima de la media normal, de lo que dan los instrumentos. Literalmente les saca el jugo y, posiblemente, más de uno de esos órganos Hammond habrán terminado en el taller,  luego de una buena pela en grabación.

La mezcla de casi todos los temas juega de nuevo con la experiencia de inmersión y de rebote natural que tiene la estética de garaje, pero también, creo yo, está diseñado para que en directo las canciones se desarrollen por sí mismas, en sus versiones al aire libre.

Ahora, voy de arriba abajo con los temas, porque creo que la experiencia de este álbum es de final a principio y no de principio a fin.

Gotta Getaway es definitivamente la que logra una secuela inmediata en el sistema inmune del oyente, es verdaderamente Sticky, Esta hecha de la materia de los clásicos instantáneos. Con John Fogerty harían un excelente trío en esta pieza. Seguramente, la grabó Auerbach con una Rickenbacker 360 y con efecto de octavas… de esos que ya no se consiguen ni  con la Ouija

In Our Prime suena a British Invasion, el teclado y el delay de las guitarras son de una conjunción casi astrológica.  Es como un cruce con las texturas de Revolver de The Beatles y algunos de los primeros momentos de Yardbirds.

10 lovers mueve el amor rockero hasta la parazón. La línea de bajo, vecina al funk, genera un mecanicismo orgánico al que le roncan los motores,  su desarrollo te envuelve como un vendedor de cursos de inglés callejero, al que terminas ayudando a embaucar a otro peatón, con una tarjeta de crédito que sí aguante la raspada.

Waiting on words  es el propio duelo entre una guitarra efervescente y una batería telúrica. Es la que se siente más cercana a Joe Bonamassa. En otros momentos, juguetea con la gracia decorativa de una sesión de Muddy Waters.

It’s up to you  sin duda, es la más familiar a la improvisación, es psicodélica y pudiera bautizarse como la “Miss Garaje 2014”

Bullet n the brain irrumpe con el tempo del country, luego parece darse un viaje en autobús por Arizona. Combina lo mejor del rock tequilero con lo “macho dominante” de bandas como Bachman Turner Overdrive o las tenidas en vivo de Ted Nugent.

Year in review viene con esos solos de guitarra que tanto le gustan a Dan Auerbach –en modo Crack- entre arpegios y riffs a lo película de David Lynch. Segurito que a más de una estudiantica mal parada la perjudicarán con esta canción “moja blumas”

Fever le da el acento vintage al disco y abre el camino con el órgano para la verdaderamente hipnótica “Turn Blue”  

Turn Blue con toda la intención puesta, en que se te pegue el coro, es una especie de epitafio sublime a un tour como el de Brothers

In time también juega con las vibras Soul, y son la voz y los arreglos, en general, los que combinan una especie de furia con lástima, en un final de tema, que sorprende por su tratamiento casi que de quiropráctico.

Weight of love engaña por tibia y huele a camisa de leñador de Eddie Vedder, pero también coquetea con el Brit Pop de armonías en su punto, esta pieza promete en vivo, porque tiene todo el espacio para un contrapunto batería-teclados-pandereta. Es un primer track, que a mi juicio, no da necesariamente la cara por un álbum que rockea como pocos en lo que va de 2014.

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